Cada 8 de septiembre y desde hace ya unos años se viene celebrando en Euskadi el acto denominado “Día Internacional de la Diáspora Vasca”, en el que participan nuestras instituciones: tanto el Gobierno Vasco como las Diputaciones. Dicho acto tiene como fin recordar y rendir homenaje a todos aquellos vascos que, por un motivo o por otro, dejaron su tierra para emigrar a otros lugares; lo hicieron de forma “voluntaria” buscando un horizonte mejor y con más futuro. La mayoría lo hizo ya desde los tiempos de la Reconquista, y fue creciendo como causa fundamental de la particular estructura social de los territorios vascos, en la que la herencia recaía en uno de los hijos, normalmente el mayor. ¡Felicito a las Instrucciones por ello!
Pero permítaseme que a estas mismas Instituciones les haga una pregusta: ¿No se ha pensado ni se piensa hacer nada para con todos aquellos a los que ETA expulso de “su territorio”, - unas 250.000 personas - de una forma cruel, cobarde e ignominiosa hasta extremos impensables? Estos no son emigrantes al uso, son “Transterrados” a los que nunca se les ofreció volver a sus raíces. No se les ha tenido en cuenta y creo que tenemos una gran deuda para con ellos. ¿Son vascos o herederos de vascos, con menos derechos que los primeros? ¿Hay miedo a nivel Institucional, en el sentido de conocer - quiero creer que lo saben - que una gran mayoría de ellos ya no quiere volver a Euskadi?
Para con los que emigraron por voluntad propia, para los terroristas de ETA: juzgados, y condenados, se hacen homenajes y dádivas, algunas incalificables, para los vilmente expulsados de Euskadi, el ostracismo total.
Getxo, noviembre de 2023
Fdo.: David Bermejo Redondo